
Ya se sabe que esta película va de indie cuando no lo es, y se situa peligrosamente entre el terreno de comedia para adolescentes y peli más seria con trasfondo moral. A pesar de estos antecedentes, la historia te atrapa desde el principio y no te suelta hasta dejarte con un muy buen sabor de boca, entonces empiezas a recordar y te das cuenta del rato agradable que has pasado. No sé si es por la nostalgia que me provoca esa estética tan indie noventera, la música naive de Kimya Dawson o el encanto del personaje de Juno y sobre todo de Bleeker, o quizás sea la sencillez de la historia, o como está contada, los pequeños detalles, los finos golpes de humor, igual son las conversaciones sobre música, o los caramelos tick tack, a lo mejor los extraños hobbies de la madrastra de Juno, o el uniforme del equipo de atletismo, o que Juno deteste a Sonic Youth, o...
Lo mejor: la música y su capacidad de trasladarnos a una época que quizá nunca existió de esa forma, quizá no sea muy realista pero mola. También destaca la estética tan cuidada a lo largo de toda la peli, mención especial para las ilustraciones tan chulas de la cabecera.
Lo peor: El doblaje en castellano y la conversación telefónica de Juno con su amiga.
