Que haya un nuevo disco de The Decemberists siempre es una buena noticia. Su anterior trabajo, the Hazards of love, aunque a mí personalmente me gustó, probablemente fuera el disco más flojo de la banda. En su contra jugaban que era un cambio importante en el sonido, mucho más oscuro y que, al tratarse un disco sin interrupciones, en el que todas las canciones estaban unidas, no era fácil de escuchar. Para disfrutar de the Hazards of love no podías cambiar de canción a canción, o escuchar las tres primeras y luego al día siguiente otras tres y así, porque el disco era un todo, que sólo se disfrutaba de verdad escuchándolo de principio a fin. El caso es que hoy día no siempre hay tiempo de escuchar los discos enteros, así que todos esos detalles convertían a the Hazards of love en un disco difícil, que requería una especial atención. Quizá ese fue el motivo de las críticas y ese fue el motivo de que the Decemberist hayan decidido dejar atrás ese sonido y esas pretensiones en su nuevo disco.
The King is dead es un disco de pop y de folk luminoso y directo. Si bien el grupo no es de los que piensa que la canción de pop perfecta debe durar menos de tres minutos, en este disco están más contenidos y no hay ninguna canción que dure 10 minutos, como había en sus anteriores trabajos. Para algunos esto será un alivio, para otros como yo, no tiene porqué ser así, porque yo sigo considerando que la mejor canción del grupo es the Mariner’s revenge song, que dura casi 10 minutos. Justo antes de the Hazards of love, the Decemberists sacaron una serie de 3 singles en vinilo bajo el nombre de Always a bridesmaid, cuyo sonido se acerca mucho a lo que es este nuevo disco.
Ya desde la portada, con ese amarillo brillante del sol de un nuevo día sobre un bosque tranquilo, se puede apreciar la diferencia con su anterior trabajo, que tenía una portada oscura, con una madeja de ramas y espinas amenazantes.
Este nuevo disco está lleno de canciones de pop y folk, con ciertos toques country de cuando en cuando, en el que predominan las guitarras acústicas, acordeones y armónicas. Son canciones más animadas, más alegres y más directas, salvo alguna excepción como Dear Avery. Probablemente sea el disco más comercial de the Decemberists (de hecho ha llegado hasta el número 1 en EEUU), pero es comercial sin renunciar a los sonidos que tenían en discos anteriores y que han conseguido que tengan una personalidad perfectamente definida. Las canciones de este disco recuerdan a las más animadas de sus anteriores discos, a July July de su primer trabajo, a Song for Myla Goldberg de Her Majesty, a the Sporting life de su obra maestra, Picaresque, o incluso a las canciones se primer y casi olvidado e.p. llamado Five songs.
Como siempre, uno de los puntos fuertes de the Decemberists son las letras, que en este caso hablan de compartir el dolor por la muerte de un hijo, de sobrevivir a un cataclismo que destroce medio mundo, del trabajo en una mina, o un himno a enero y al invierno en el que se echa de menos a la persona que quieres.
Además el disco cuenta con la participación en varias canciones de Peter Buck de R.E.M., grupo que además cita Collin Melloy como la mayor influencia en el sonido del disco.
En definitiva, si eres seguidor de the Decemberists desde hace tiempo, ya sabes lo que te vas a encontrar aquí, y seguramente te guste el disco, aunque no llegue a ser tan bueno como el Picaresque. Si no eres seguidor del grupo, seguramente este sea el disco más fácil para conocerlos y, si te gusta, tienes una discografía anterior maravillosa pendiente de descubrir.
Mis 3 favoritas: Calamity song, Rox in the box y This is why we fight .
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