Seguimos con la discografía de the Lucksmiths que aún quedan unos cuantos discos.
Tras el Happy Secret la banda sacó un ep, Staring at the sky, con 6 canciones que seguían la línea de las canciones de su anterior trabajo (no incluidas en ningún recopilatorio posterior). Destacan especialmente Smokers in love con ese estribillo con un “lalala” supercontagioso sobre armónica y The golden age of aviation, una de mis canciones favoritas del grupo. The Golden age of aviation se abre con el discurso de Amy Johnson, primera mujer que voló en solitario desde el Reino Unido hasta Australia, allá por el año 1930, cuando completó su hazaña y que, cómo su colega más conocida Amelia Earhart, falleció en un accidente de aviación y nunca se encontró su cuerpo. La letra de la canción habla de una pareja que no para de discutir y la chica está obsesionada con la vida de una aviadora famosa y el aeromodelismo, y que no consiguen entenderse. La canción está genial, el piano y el banjo llevan el peso de la canción, luego se unen los instrumentos de viento en la segunda estrofa para darle mayor cuerpo al tema. Sólo por esta canción este ep merece la pena.
El verdadero giro musical de la banda llegó con el siguiente disco largo, Why that doesn’t surprise me? En este disco las canciones son mucho más maduras, más pausadas, salvo excepciones como Synchronised sinking o Self preservation (dos de las mejores canciones del disco), que siguen recordando a las canciones más animadas del pasado como Frisbee o Under the rotunda. Además los arreglos con los teclados y las cuerdas abundan en comparación con los discos anteriores. El cambio no es tan exagerado como fue el Soidermesol para La buena vida, que acabó siendo una chica cantando con una orquesta detrás, pero siempre me ha recordado un poco a ese estilo. Las cuerdas se hacen notar especialmente en The great dividing range, otra canción sobre el amor a distancia, sobre una pareja separada por esa cordillera de Australia; Broken bones, con una parte instrumental sólo de orquesta; First cousin que une el sonido del banjo con los de los arreglos de cuerda; o la maravillosa canción que cierra el disco, The year of driving languorously. Éste último tema narra un viaje en coche en verano con tu pareja, buscando música agradable en la radio, sabiendo que cuando acabe el verano ella se irá lejos a ver lo que hay al otro año del océano y tú tratas de convencerla de que lo que tiene delante de sus ojos es mucho mejor. Siempre me ha encantado la frase de “we held our breath accross each bridge, till we were blue but I wonder if I wished the same as you, like a ten year old pretending summer isn’t really ending”. Por lo visto si mantienes la respiración mientras cruzas un puente en la carretera y consigues aguantar hasta el otro extremo del puente puedes pedir un deseo, el del chico es obviamente que ella no se vaya, y el de ella, probablemente es otro muy distinto.
El siguiente álbum de la banda es Where were we?, segunda recopilación de canciones para singles y recopilatorios. The lucksmiths siempre ha sido una banda que ha colaborado en multitud de recopilatorios en sellos de todo el mundo y estas recopilaciones son la única forma de tener todas sus canciones sin volverte loco (aún sacarían otra más en el futuro, y encima doble). Podéis pensar que esto es sólo para fans completistas y un tanto exagerados, y puede que tengáis razón, pero el caso es que algunas de las mejores canciones de the Lucksmiths sólo aparecieron en singles y no llegaron a formar parte de los discos largos del grupo. Así que si obviarais estos discos os perderíais auténticas joyas como las que tenía el Happy secret o las contenidas en este CD, como Myopic friends, A downside to the upstairs, Friendless summer, Even Stevens (canción a medias con the Ladybug transistor) o sobretodo T-shirt weather, una de las mejores canciones del grupo y favorita de los fans. ¿Quién no se ha sentido alguna vez feliz al levantarse y ver que por fin ha llegado el buen tiempo y puedes aprovecharlo al máximo? Esa sensación es la que transmite T-shirt weather.
Naturaliste es más contenido en cuanto a arreglos de cuerda. Se puede decir que es un disco que funde lo mejor de las canciones de los primeros discos con el estilo del Why that doesn’t surprise me? Camera shy habla de lo que poco que le gusta al cantante salir en fotos y cómo nunca se ve bien en ellas; the Sandringham line de huir para encontrar algo mejor en otro lugar; Midweek midmorning sigue con la temática de aprovechar el buen tiempo de T-shirt weather, con el placer añadido de que es un día laboral entresemana el que puedes aprovechar; There is a boy that never goes our homenajea a los Smiths, principal referencia del grupo (nunca han ocultado que es su mayor influencia); Stayaway stars, una de las mejores canciones del disco culpa a las luces de la ciudad que te impiden observar las estrellas y The shipwreck coast cierra el disco, con una canción hipnótica, con un toque melancólico, sobre una visita a un lugar de Australia con ese nombre, que os podéis hacer una idea de lo tétrico que puede llegar a ser.
Después sacaron otro ep de 6 canciones (no incluidas en ningún recopilatorio posterior), A little distraction, que sigue la línea marcada por el Naturaliste y que, con canciones como Transpontine, Successlessness o Little distraction demostraban que el grupo estaba sin duda en su mejor momento.
A estas alturas, the Lucksmiths habían sacado ya 5 discos largos, dos recopilatorios de singles, sus primeras maquetas, tres eps y un montón de canciones sueltas en singles. Hay una cosa que me ocurre muy a menudo con mis grupos favoritos. Siempre valoras más los primeros trabajos con los que los descubriste, acaban siendo tus preferidos, y por mucho que saques cosas nuevas y te gusten, siempre piensas “los antiguos eran mejores”, quizá porque los tienes más idealizados, o les has cogido más cariño con el tiempo o yo que sé. Por eso me quedé tan sorprendido cuando the Lucksmiths sacaron Warmer Corners, porque desde las primeras escuchas me pareció el mejor disco del grupo, y con todo lo que habían publicado, eso es mucho decir.
En Warmer corners se unió a la banda otro guitarrista, Louis Richter y ese cambió le vino genial al sonido del disco. Warmer corners consigue aunar todo lo bueno de los primeros discos del grupo, espontáneos, frescos, pegadizos, con la madurez y los arreglos que aparecían en las referencias más recientes de la banda. Desde el comienzo del disco, con A hiccup in your happiness, canción sobre cómo afrontar los primeros días después de una ruptura, las guitarras ganan protagonismo y fuerza y se mezclan a la perfección con los arreglos de cuerda o de viento. En The music next door los juegos entre las guitarras envuelven toda la canción y el estribillo final con el Paparapapa se queda en la cabeza durante días. Sunlight in a jar es otra de las canciones aceleradas, que se canta casi sin respirar y que pronto se convierte en otra de las favoritas de siempre. Young and dumb te recuerda que aún nos queda lo mejor por vivir y que tenemos que aprovechar el momento. Great lenghts habla de los esfuerzos estar con la persona que quieres y como todo merece la pena cuando lo consigues. Pero para mí, la canción que ejemplifica la perfección a la que llegan the Lucksmiths con este disco es The Chapter in your life entitled San Francisco. La canción habla, una vez más, del amor a distancia, de luchar por mantener viva la relación a pesar de la distancia, pero lo principal es la música. Si escuchas esta canción con detenimiento ves que todo encaja a la perfección, que está lleno de pequeños detalles como punteos de guitarra, teclados, arreglos de cuerda, de viento y que todo se une para componer una canción maravillosa. Hay veces en que los arreglos sobrecargan una canción y desmerecen el resultado final, pero en esta canción, todo está dónde debe estar, en su justa mirada, y cada arreglo brilla por separado, para hacer brillar todo el tema. Quizá el grupo tengan canciones que me gustan más por diversas razones, pero the Chapter in your life entitled San Francisco creo que, tal y como está grabada, es perfecta, que ni le falta ni le sobra nada, que por mucho que quisieran grabarla otra vez, no conseguirían mejorarla en absoluto. En definitiva, todo el disco es fascinante, y lo único que podías pensar es en cuando sacarían más canciones.
Antes del último disco largo de la banda sacaron otra recopilación de singles, canciones para recopilatorios, remezclas y tomas en directo, Spring a leak. De nuevo merece la pena tenerlo porque si no te perderías canciones increíbles como From Macauly Station (quizá la mejor canción triste de la banda), Rue Something, Absent votes, The thought that counts o Requiem for the punters club, aunque este disco sí es más para fans completistas que para el público en general.
First frost fue el último disco de the Lucksmiths, poco después anunciaron que se separaban. El disco, sin llegar al nivel de Warmer corners, es muy bueno, quizá más pausado, y te deja un regustillo amargo al pensar que es la despedida. Cuando un grupo sigue haciendo canciones tan buenas como Good Light, A sobering thought, the town and the Hills o How we met piensas que no deberían dejarlo nunca. Todo el disco tiene un tono más melancólico, desde la portada hasta los propios temas, supongo que es porque lo habían anunciado, pero es cierto que suena a despedida. Parece mentira que después de tantos años y tantas canciones, fueran capaces de seguir emocionando a sus fans con su música y sus letras.
A modo póstumo se publicó un último single del grupo, Get-to-bed-birds. Single de 1000 copias numeradas (no recuerdo que número es la mía) con una preciosa portada con unos pájaros volando sobre un edificio presidido con la palabra “Libertad”, en castellano. Contenía dos canciones, la primera que le da título al single y la cara b es The World of professional golf 1994. Get-to-bed-birds es, según Marty Donald, la última canción que escribió para la banda y habla de la vuelta a casa tras una Nochevieja muy alegre, a través de un barrio en el que había vivido y sirve de perfecta despedida para la banda porque, según sus propias palabras “marca el fin de algo y un nuevo comienzo”. Además en el 2011 saldrá publicado Unfamiliar Stars, un DVD del último concierto de la banda en Melbourne.
Pues este es el final del artículo, con toda la discografía de the Lucksmiths. Cómo conclusión sólo decir que el grupo tiene una discografía envidiable, que ya quisieran muchos otros grupos con mayor nombre tener tantas buenas canciones durante tanto tiempo, y que merecían mucho más reconocimiento del que tuvieron. Por suerte, sus canciones siempre estarán ahí para recodarnos todo lo bueno del grupo.
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