martes, 7 de diciembre de 2010

Un secreto alegre: homenaje a The Lucksmiths (parte I)

Este blog ha estado parado mucho tiempo y durante ese parón han pasado muchas cosas que habríamos comentado de haber estado activos. Una de ellas es que en 2009 se separaron una de mis bandas favoritas, the Lucksmiths, así que esta entrada es mi pequeño homenaje a estos australianos que me han hecho pasar tan buenos ratos con sus canciones y sus conciertos. La voy a dividir en dos partes porque con la amplia discografía de la banda la entrada sería demasiado larga, así que hoy pongo la primera parte y, en un par de días la segunda.

Para mi la discografía de the Lucksmiths tiene dos etapas claramente diferenciadas, básicamente formadas por los discos que habían publicado antes de que yo los conociera los discos publicados desde entonces, aunque también creo que entre Happy secret y Why that doesn´t surprise me? el grupo cambió, por lo que la división me parece acertada. Así, la primera va desde la primera maqueta hasta el recopilatorio Happy secret. Os aviso que cuando hablo de las letras, en algunos casos sé exactamente de qué van porque hacen referencia a libros o hechos reales, pero en otros casos se trata simplemente de mi interpretación de las letras, así que es posible que a vosotros os inspiren otras cosas, pero eso es lo bonito de las canciones, ¿no?


Conocí a the Lucksmiths hace un montón de años, pero no recuerdo el año exacto. Sé que fue un año que mi hermano Carlos, que había visto un concierto de ellos en Londres se compró en Benicássim el Happy secret (primer recopilatorio de singles y canciones de recopilatorios del grupo). Recuerdo estar en la playa ese mes de agosto escuchando ese disco y quedarme maravillado desde los primeros versos “First things first I have a happy secret, the next bit is worse I intend to keep it that way”. El disco pasó en un abrir y cerrar de ojos (creo que dura unos 27 o 28 minutos, no lo he mirado concretamente) y para entonces ya era fan.

En septiembre se acabó el verano (aunque Airbag diga lo contrario) y volví a Murcia y mi hermano a Madrid. Volver a Murcia significaba volver a tener acceso a Internet (no es que veranease en el pueblo de Cuéntame, pero no tenía Internet en la playa) y me puse a investigar sobre la discografía de The lucksmiths. Eran tres australianos, Marty Donald (guitarrista y principal compositor), Mark Monone (bajo y compositor de algunos temas) y Tali White (voz, batería, aunque no fuera una batería completa y también compositor de algunas canciones y líder de los también recomendables The Guild league).



Fue entonces cuando me di cuenta de que los conocí tarde porque ya tenían un montón de discos. Me puse a ver en la web de su sello en Australia y vi que los discos no estaban muy caros (el cambio del dólar australiano al euro parecía bueno) así que pensé que sí iba a tener que pedir discos a Australia, seguramente me saldría un pastón de gastos de envío, por lo que cuantos más mejor. Hablé con mi hermano y él pensó lo mismo, así que hicimos un pedido conjunto a la extinta Candle Records de dos copias de los 6 CDs que tenían publicados hasta entonces (menos el Happy secret que ya lo tenía mi hermano y sólo pedimos una copia para mí) dos copias más de un CDEP Staring at the sky. Supongo que el australiano que llevaba el sello se debió de quedar alucinado con el pedido, pero nosotros estábamos encantados.

Cuando llegó el pedido había tanto disco que era complicado asimilarlo, había que ir escuchando poco a poco, desde el principio.

First tape era, como su nombre indica, la primera cinta que sacaron The Lucksmiths, es una maqueta y el sonido no es demasiado bueno, pero si eres muy fan se puede disfrutar. Las canciones son en general muy aceleradas, amateur y los arreglos brillan por su ausencia. Sólo guitarra, bajo y batería (aunque la batería la tocaba el cantante de pie y no era una batería completa, algo que le daba mucha personalidad al sonido del grupo en toda su carrera) y ocasionalmente armónica. Aún así, estas primeras canciones ya marcan las pautas de lo que iban a ser el grupo en su carrera, con canciones rápidas y pegadizas entre las que de vez en cuando se colaba alguna más lenta (Weatherboard fue la primera ocasión en la que componían una de esas tantas canciones lentas que crecían con cada escucha), con letras de amor(incluyendo una felicitación de cumpleaños), de distancia, del tiempo y de crímenes (sí, de crímenes, hay gente aficionada a crímenes famosos y Marty Donald, principal compositor del grupo, lo es). Todavía no sé tomaban muy en serio y simplemente eran jóvenes haciendo las canciones que les apetecía, sin preocuparse demasiado por el sonido.

Boondoggle fue su primera referencia oficial (First tape fue reeditada más tarde) y era un ep con 8 canciones que sigue la línea de la maqueta, pero con un sonido un poco mejor. Sigue siendo amateur y acelerado, sobretodo en la última canción que tiene hasta un toque de ska, y también creo que es un disco muy para fans, porque aún está lejos de lo mejor que hicieron, pero canciones como Summertown (“She said I love when its sunny, but the sun refused to shine” o Umbrella ya presagiaban lo que serían los siguientes discos.

Después vino The green bicycle case. ¿Qué grupo de pop puede ponerle de nombre a su disco el de un caso de asesinato real? Pues the Lucksmiths pueden y el caso es que el tono general del disco no es ni lúgubre ni deprimente, sino alegre y desenfadado. Las letras en este disco tienen muchas referencias literarias o de la vida real como the Tichborne Claimant, que habla del caso real de farsante que se hace pasar por un rico heredero desaparecido hace años a pesar de que no se parece en nada a él, o Thomas y Martha que habla del impacto que le causó a Thomas Hardy ver la ejecución pública de Martha Brown, o William and Mary, que está basado en un inquietante y muy recomendable relato de Roald Dahl  sobre un hombre que consigue que conserven su cerebro vivo después de muerto, con un solo ojo para vigilar a su esposa. La música empieza a ser más pausada y el grupo se acerca más al indiepop de toda la vida que será una constante el resto de su carrera.

What bird is that? Seguía la línea de su predecesor pero era un punto más calmado, más reflexivo. Letras dedicadas a una librera con la mente de Sharon Stone pero el corazón de Danielle Steele, a Jenifer Jason Leigh, al golf, a los amigos, a un borracho o a un tipo que viste horrorosamente. Pero las letras ya no son tan amateur, ya empiezan a contar cosas que te llegan, que crees que hablan de ti, porque ese es el verdadero punto fuerte de este grupo, las letras cotidianas, de amor, de soledad y de echar de menos a la gente que quieres, que escuchas, compartes y piensas ¿Por qué no se me habría ocurrido a mí? Claros son Shine on me (“I like the way that she looks at me I like every little bit of it, when she is here I’m always happy, when she is not I’m happyish”) Frisbee (“Today the sun is shinning and I feel a million dollars, and I don’t need reminding that I own eleven cents” o Twenty two (“Funny old birthday, I’ve talked to no one, is she counting her loose change? At the end of the ocean, I want her to phone me, I’m a little lonely”)

Y llegamos al disco A good kind of nervous, para mí el mejor disco de la primera parte de su carrera y que está ahí ahí con el Warmer corners como favorito de toda su discografía. El disco lo abre Caravanna, una preciosa canción lenta, evocadora, sobre una pareja que vive aburrida en una caravana malgastando sus días pensando en lo que podría ser su vida, en los lugares que podrían visitar si alguno de los dos aprendiera a conducir y llevara la caravana lejos de ahí (algo parecido a Caravan song de Darren Hayman, pero muchos años antes). Luego viene Under the rotunda, uno de esos hits instantáneos, pegadizos que tan bien se le dan a la banda; canción ideal para animar un fin de semana “It’s already Friday and soon it will be Friday night”. La canción describe las cosas que podrían hacer cita ideal, cosas  que por muchas veces que hayan hecho las podrían seguir haciendo, si la chica se decide a quedar. Los arreglos de trompeta del estribillo junto con los coros femeninos le añaden un toque especial para redondear una de las mejores canciones del grupo. En World encyclopedia of the Twentieth Century murder Marty Donald confiesa que, aunque suene raro y le de vergüenza, es aficionado a los crímenes famosos (ya había avisado en discos anteriores y ahora lo reconoce) pero que no está mal de la cabeza. The invention of ordinary things vuelve al ritmo lento mientras describe una tarde aburrida de rutina con tu compañero de piso después de unos cuantos desengaños amorosos (“she is telling me she is tired of relationships, and I’m bending bits of wire into paperclips”). Guess how much I love you, es sin duda una de las mejores canciones del grupo, de las más emocionantes. El ejemplo perfecto de cómo una canción sobre el amor a distancia puede hacer que te identifiques con ella aunque no hable realmente de ti (“and when I spoke to you, you said I’ll see you but I haven’t seen you for ages, and your voice sounded so small, the loneliness of a long distance phone call”). La canción habla de lo que siente al pensar en ella todo el día a pesar de que estén lejos, en como se anima un poco cuando consigue hablar con ella pero como todo vuelve a cambiar cuando cuelgan el teléfono y ve que la distancia sigue ahí (“On a map the gap’s three fingers but is more than that”). Up habla de la historia real de una persona que se aburría y lo único que le ocurrió para salir de la monotonía fue atar un montón de globos a una silla y salir volando, ¿os suena? Pues sí, pasó antes que la peli de Pixar, y también antes del sacerdote brasileño, y los Lucksmiths lo contaron. El disco lo cierra Little Athletics, preciosa canción con una melodía que se te mete en la cabeza y se queda allí durante toda la tarde. La canción habla de dos amigos que salen de relaciones fallidas a ahogar sus penas y no se les ocurre otra cosa que echar una carrera hacia casa, sintiendo que su amistad quizá puede convertirse en algo más. El reprise de la canción se convierte en el broche perfecto para un cerrar un disco casi perfecto.


Después de este disco recopilaron algunos singles y canciones recopilatorios en el CD Happy Secret, que si no fuera porque es recopilatorio, también podría considerarlo entre los mejores discos del grupo. Desde Untidy towns se percibe que estas canciones muestran un sonido más trabajado, con más coros, arreglos de piano, de armónica para hacer perfectas canciones de pop que no llegan a los 3 minutos. Edward Sandwich Hand te cautiva con los silbidos del estribillo mientras habla de la desesperación de la semana laboral mientras esperas que llegue el fin de semana, o el verano para alejarte de la rutina. The art of cooking for two, otra de las mejores canciones del grupo recuerda con los buenos tiempos como compañero de piso de una chica que ahora se va con un chico que encima es un poco molesto, rememorando las noches de cocina juntos mientras ella hace la mudanza. A great parker es otro ejemplo de las maravillosas canciones tristes con letras aparentemente simples pero inteligentes que sabían hacer los australianos. Una llamada triste a una amiga para que venga a hacerte compañía en una tarde hastío, en la que la resaca y el cansancio te hacen sentir sólo, te asomas a la ventana y ves que delante de tu casa a un pequeño sitio libre, y aunque te habías reído de ella diciendo que era una mala conductora intentas convencerla de que lo decías en serio, que aparca muy bien y que si se da prisa puede coger ese sitio y estar contigo, y puede que ser más que amigos. Son pequeñas cosas que, aunque a ti no te hayan pasado, te llegan y piensas en que a ti también te podrían pasar.

En unos días, seguiré el resto de discos de The lucksmiths, que también merecen mucho la pena.

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